La erupción polimorfa lumínica se caracteriza por brotes repetidos de lesiones cutáneas que producen picor localizadas sobre todo en las zonas de mayor exposición solar: cara, cuello, zona alta del tórax, caras laterales de antebrazos y cara anterior de las piernas.
Las lesiones pueden ser de distinto tipo (de ahí el término polimorfismo): pápulas, pápulo-vesículas, eccema, placas, erosiones o costras, aunque en una misma persona suelen ser de un único tipo y simétricas apareciendo habitualmente a las pocas horas de exposición al sol.
Las reacciones más agudas requerirán de un tratamiento acorde con la gravedad del cuadro. Los antihistamínicos ayudarán a controlar el picor de la piel, aunque en ocasiones puede ser necesario el uso de corticoides sistémicos.
¿Cómo prevenir la aparición de la erupción solar?
El primer y más importante paso es prevenir la aparición de la erupción mediante una fotoprotección adecuada (ropas, protección solar UVA y UVB). Si aun así no se consigue evitar la aparición de los brotes, se puede llevar a cabo una terapia de “desensibilización mediante fototerapia” con radiación ultravioleta B (UVB) cuyo objetivo es conseguir el endurecimiento (hardening) de la piel. Se basa en ir acostumbrando poco a poco a nuestra piel a la exposición solar (fototolerancia), mediante la aplicación de sesiones cortas de UVB.
Estas sesiones deben de aplicarse desde principios de la primavera y a lo largo de varias semanas hasta alcanzar niveles que permitan al paciente tolerar exposiciones solares diarias de entre 15-20 minutos de duración. Además, en adultos jóvenes que viajan de vacaciones a zonas soleadas, se ha comprobado que la realización de ciclos cortos de entre 6-7 días de tratamiento con corticoides sistémicos (prednisona 0,6-0,8 mg/kg/día) son útiles en la prevención de aparición de brotes.
Otra reacción solar menos frecuente es la erupción primaveral juvenil, una variedad localizada de la erupción en forma de ronchas o manchas inflamadas con ligero relieve en la piel. Se suelen localizar en el borde externo del pabellón de las orejas y afecta sobre todo a varones entre los 5 y los 12 años. Otro tipo de reacción solar infantil que suele darse en niños menores de 10 años es el hidroa vacciniforme. Son reacciones que van mejorando hacia la edad adulta y que algunos autores consideran una variante cicatricial de la erupción polimorfa lumínica.
Otras como el prurigo actínico, la dermatitis actínica crónica o la urticaria solar se engloban dentro de este grupo de fotodermatosis conocido coloquial pero erróneamente bajo el único nombre de “alergia solar”. Sin embargo, el origen, desarrollo y la clínica de cada una de estas “alergias” es diferente y por tanto también su tratamiento. Por ello es de suma importancia acudir al especialista alergólogo quien establecerá un diagnóstico preciso y el tratamiento más adecuado.
¡Consulta con nuestra alergóloga la Dra. Paula Cabrera cualquier duda que te pueda surgir!