La rizartrosis es una alteración degenerativa de la articulación trapecio metacarpiana (TMC) que afecta al dedo pulgar de la mano. Se caracteriza por el deterioro progresivo de las superficies articulares y la formación de pequeños picos óseos. La rizartrosis afecta a más de un 25% de la población adulta, siendo prevalente en mujeres mayores de 50 años.
El pulgar proporciona la fuerza de oposición indispensable para realizar la pinza del pulgar y la presa de fuerza con los otros cuatro dedos. Es el dedo responsable del 60% de la función de prensión normal de la mano.
Causas de la rizartrosis
En lo que concierne a la dedicación profesional del paciente, la influencia de un trabajo manual específico no ha podido ser demostrada como causa principal de esta patología.
Sin embargo, la sobrecarga mecánica a largo plazo en la articulación sí que parece incidir en el proceso degenerativo articular progresivo.
El hecho de que su aparición sea directamente proporcional a la edad del paciente sugiere un proceso degenerativo por envejecimiento.
Por otro lado, la elevada prevalencia en el sexo femenino y su incidencia en el ciclo menopáusico pondrían de relieve la posible influencia hormonal como elemento desencadenante de laxitud articular.
A la luz de las observaciones llevadas a cabo por numerosos autores, ciertas connotaciones anatómicas y biomecánicas de la articulación como la inestabilidad articular o la laxitud ligamentaria, jugarían un papel asociado trascendental como factores coadyuvantes. En este sentido, algunas actividades manuales cotidianas o profesionales, especialmente de actividades repetitivas, se ha visto que están muy ligadas a la artrosis de mano.
¿Cuáles son los síntomas de la artrosis trapecio metacarpiana?
Los síntomas de la artrosis TMC abarcan un amplio espectro en función de cada paciente y del grado de evolución de la enfermedad.
Generalmente, el dolor es el principal síntoma. Es un dolor constante en la base del pulgar, que empeora al realizar la pinza y con los movimientos de torsión.
El dolor al realizar movimientos finos de la mano, como el uso del móvil, suele ser el primer síntoma en pacientes jóvenes.
En los estadios iniciales de la enfermedad y durante la exploración clínica podemos objetivar tumefacción y dolor a la palpación en la articulación. La movilidad articular suele ser completa, existiendo laxitud articular. Al movilizar la articulación puede aparecer crepitación debido a la sinovitis inflamatoria.
En estadios avanzados aparece disminución de la movilidad articular debido a la formación de los picos óseos. Al realizar la maniobra de pinza aparece pérdida de fuerza y aumento del dolor.
En resumen, la presencia de dolor, crepitación, deformidad y reducción de la fuerza, a nivel de la base del pulgar en pacientes de cualquier edad, son signos indicativos de la necesidad de solicitar una exploración radiográfica.
¿Cómo se trata la artrosis de manos?
La primera medida de tratamiento para la artrosis de mano es la higiénico postural, esto es, la modificación de actividades cotidianas.
En el caso de tratarse de una artrosis bilateral, el proceso de adaptación es más difícil.
El paciente debe de identificar las actividades que provocan el dolor.
Una vez identificadas, es necesario modificar la ejecución de dichas actividades de manera que se disminuya el estrés sobre la articulación.
Puede que haga falta ajustar la forma de los utensilios que se usen en la vida cotidiana, para conseguir una mejor prensión y control, como, por ejemplo, elegir un instrumento con un mango más grueso.
El objetivo de estas modificaciones es evitar la sobrecarga de la pinza del pulgar con el índice, o del pulgar con los dedos índice y medio, y desviarlas hacia una función de prensión de los dedos.
Si la mano dominante en la actividad es la afectada, puede que escribir sea doloroso. En este caso se aconseja a los pacientes que usen un bolígrafo grueso o con un soporte de goma que permita un buen control y minimice la fuerza de pinza.
Tratamientos para la rizartrosis
1. Fisioterapia
Los consejos y pautas del equipo de fisioterapia serán fundamentales para aprender a modificar todos aquellos hábitos que nos causen dolor e incluso establecer determinadas pautas de rehabilitación funcional y ejercicios personalizados.
2. Uso de férulas
El uso de férulas es una de las estrategias de más valor en el tratamiento conservador de la rizartrosis. Es mejor si las férulas son adaptadas por un terapeuta con experiencia asegurando así que es la adecuada para el paciente optimizando su uso.
Algunos pacientes prefieren usar la férula por la noche, para dar un descanso a la articulación y poder funcionar mejor el resto del día.
3. Tratamiento farmacológico
El uso de fármacos antinflamatorios de larga duración debe realizarse de forma intermitente cuando los síntomas sean más intensos, minimizando así los síntomas del paciente en los días de mayor dolor o cuando sepa que va a tener una sobrecarga.
4. Inyecciones de corticoides
El tratamiento con inyección intraarticular de corticoesteroides puede ser de gran ayuda en el caso de pacientes cerca de la edad de jubilación, cuando el objetivo es mantener ese nivel funcional durante un par de años.
5. Ácido hialurónico
El ácido hialurónico intraarticular ha demostrado su beneficio a más largo plazo siempre y cuando se inyecte mediante un control ecográfico en espacio intraarticular.
6. Tratamientos Biológicos
Recientemente han aparecido trabajos que avalan la eficacia del uso de los Tratamientos Biológicos. Esta es la opción de más larga duración de acción antiinflamatoria.
7. Cirugía
Las opciones quirúrgicas son múltiples y se deberán tener en cuenta cuando fracasen el resto de las alternativas. Siempre deben de ser realizadas por especialistas de cirugía de la mano.