¿Qué es la espasticidad?
La espasticidad es un trastorno muscular que implica un aumento anormal del tono muscular. Como consecuencia los músculos se ponen rígidos, pudiendo provocar espasmos musculares involuntarios, dificultad de movimientos y dolor.
¿Qué provoca?
La espasticidad está provocada por el daño a las células nerviosas en la médula espinal o el cerebro. Es común como secuela tardía de algunas entidades neurológicas tales como un accidente cerebrovascular, lesión cerebral traumática o esclerosis múltiple.
El diagnóstico implica una evaluación completa del historial médico, una exploración física observando los movimientos musculares, el rango de movimiento o las capacidades motoras para realizar ciertas actividades.
¿Cómo se trata la espasticidad?
El tratamiento tiene como objetivo mejorar la movilidad, reducir el dolor y, en última instancia, ayudar a realizar mejor las tareas cotidianas.
Se basa en:
- Ejercicios adaptados de rehabilitación y fisioterapia.
- Fármacos que pretenden relajar la musculatura.
- Infiltraciones periódicas con toxina botulínica para los grupos musculares específicos.
El objetivo es mejorar el cuidado, posicionamiento y dolor de miembros con deformidades espásticas sin capacidad de movimiento activo; o facilitar, corregir y reorientar movimientos entorpecidos en parte por la espasticidad.