¿Qué es la psiquiatría?
La psiquiatría es una especialidad médica que se ocupa del tratamiento y la prevención de los trastornos mentales a lo largo de todas las etapas de la vida del individuo. Los psiquiatras están formados para evaluar los aspectos psicológicos y físicos de los pacientes que sufren enfermedades mentales.
¿Qué enfermedades trata la psiquiatría?
Los trastornos mentales son de origen multifactorial, de gravedad muy diferente y muy prevalentes. Entre ellos están:
- Trastornos de la personalidad: son rasgos de carácter o maneras de ser disfuncionales.
- Trastornos de adaptación y trastornos de estrés postraumático: respuestas a una circunstancia adversa estresante.
- Cuadros más crónicos y graves como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o una depresión mayor.
- Se consideran también trastornos mentales circunstancias que acompañan al individuo de un modo más persistente como:
- Discapacidad cognitiva o un neurodesarrollo alterado patente desde el nacimiento. En este tipo de trastorno se engloba el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), los trastornos de aprendizaje de la lectura y la escritura, los trastornos del lenguaje o los trastornos del espectro del autismo.
- Trastorno de conducta.
- Trastorno de las emociones asociado a una demencia ya en la ancianidad.
- Las adicciones, en todas sus formas son también trastornos mentales.
En el campo de la prevención la psiquiatría debe ocuparse de acompañar a los pacientes en todas aquellas crisis de vida o retos funcionales que puedan experimentar. Dentro de estos retos se engloban por ejemplo el ejercicio de la parentalidad, una crisis adolescente, un proceso de aceptación de una pérdida o la necesidad de enfrentarse a una enfermedad física grave o con riesgo vital.

¿Cuándo acudir a un psiquiatra?
Ante cualquier dificultad emocional, comportamental y de adaptación se puede solicitar una valoración psiquiátrica. Tras una correcta evaluación, se puede prescribir una medicación, un tratamiento psicológico, una correcta atención logopédica o un cambio de hábitos de vida.
Es importante saber que el simple hecho de consultar con un psiquiatra no implica ser sometido a ningún tratamiento farmacológico ni por supuesto sufrir un trastorno mental invalidante. El psiquiatra es un médico con una larga formación y con competencias empáticas y de comprehensión de la vida psíquica esenciales para ayudar en numerosos momentos de la vida del individuo.
El médico de familia u otros especialistas de confianza pueden orientar respecto a cuándo es necesaria una consulta psiquiátrica.
¿Qué diferencias hay entre la psiquiatría y la psicología?
Las diferencias entre estas dos especialidades son muchas y notables, pero también hay nexos y complementariedad en estas dos profesiones.
El psiquiatra tiene una formación en medicina y sólo después se especializa en psiquiatría. Además, puede subespecializarse en áreas más concretas dentro de la psiquiatría. Como médico conoce la enfermedad física y como psiquiatra comprende y trata una amplia gama de trastornos mentales que pueden ir desde las crisis vitales más comunes y habituales hasta la patología más invalidante y crónica o persistente.
El psiquiatra cuenta además con una formación en psicofarmacología que resulta esencial, pero también ha de tener competencias para el abordaje psicoterapéutico de sus pacientes a cargo. Las técnicas como el electroshok o las más inocuas de estimulación magnética transcraneal o estimulación de ondas de choque transcraneales han de ser indicadas por el psiquiatra.
Son competencias también específicas del psiquiatra la necesidad de ingreso hospitalario en algunas patologías o situaciones evolutivas.
El psicólogo tiene una formación diferente, no tiene una formación médica ni ha de ser conocedor del tratamiento psicofarmacológico. Sin embargo, puede tener una formación más específica en herramientas psicológicas concretas de diagnóstico y también de tratamiento psicológico o psicoterapéutico, en función de su formación y de su propia experiencia.
Ambos profesionales se ocupan con frecuencia de los mismos pacientes, teniendo ambos objetivos similares en cuanto a mejorar la funcionalidad, el bienestar emocional y la capacidad de adaptación de las personas que atienden. Sin duda, son trabajos complementarios. Dependiendo del caso y las necesidades del paciente, se pueden necesitar los dos profesionales y esa acción sinérgica en el diagnóstico y la intervención.