¿Qué es un trastorno del equilibrio o de la marcha?
Con el término trastorno del equilibrio o de la marcha se hace referencia de forma genérica a cualquier desviación sobre la normalidad que experimenta una persona para mantener el equilibrio o para caminar, sin hacer referencia al motivo por el que lo sufre.
El ser humano está capacitado para mantenerse perfectamente estable en bipedestación, es decir, sostenido únicamente sobre dos extremidades. Un excelente diseño y funcionamiento de numerosas estructuras, como el sistema músculo esquelético, distintas partes del sistema nervioso y de sistemas sensoriales como la visión, se encargan del sostén del cuerpo y de la coordinación de su movimiento en el espacio. Dada la diversidad de sistemas que intervienen en el mantenimiento de la estabilidad y el control de la marcha, la alteración de uno o varios de estos sistemas puede condicionar que una persona experimente dificultades para mantener el equilibrio o para caminar con normalidad. La labor del neurólogo es investigar cuál de los múltiples sistemas que intervienen está afectado en un paciente.
¿Por qué tengo un trastorno del equilibrio o de la marcha?
Para determinar por qué una persona puede padecer problemas en el equilibrio o la marcha, es necesario ser evaluado por un neurólogo con el fin de determinar cuál o cuáles son los condicionantes de que un paciente experimente dichos síntomas.
¿Cómo se diagnostica un trastorno del equilibrio o de la marcha?
En primer lugar, es necesario ser evaluado por un neurólogo para determinar qué estructuras o qué sistemas están afectados para que un paciente experimente dichos síntomas.
En segundo lugar, y siempre y cuando se tenga una sospecha del origen, el especialista podrá solicitar estudios complementarios para ver por qué y en qué grado dichos condicionantes están alterados.
Entre los estudios más frecuentes se encuentran:
- La resonancia magnética cerebral.
- La resonancia magnética cervical, dorsal y lumbar.
- El electromiograma.
- Las radiografías de columna, cadera, rodillas.
- El análisis de laboratorio.
En muchas ocasiones serán varios los elementos alterados que condicionen los síntomas de los pacientes. Esto suele denominarse “origen multifactorial”.
Tratamientos para los trastornos del equilibrio y de la marcha.
Se deben diferenciar las distintas formas de mejorar el equilibrio y la marcha de los pacientes, con el fin de mejorar su capacidad funcional, mejorar la sintomatología y disminuir el riesgo de caídas y de las complicaciones asociadas.
En primer lugar, se debe determinar el tratamiento específico del elemento o elementos que provocan los síntomas (problemas de cadera o de columna, enfermedades cerebrales, tratamiento del vértigo…), y que puede ser farmacológico, quirúrgico, intervencionista o rehabilitador.
En segundo lugar, se debe valorar, en el caso de exista un problema que produce secuelas o de compleja resolución, el apoyo con fisioterapia o rehabilitación con técnicas y ejercicios que mejoren el equilibrio y la seguridad al caminar y disminuyan el riesgo de caídas.
Por último, se debe considerar si un paciente se beneficia de medidas ortopédicas o de apoyo externas adicionales, como un andador, un bastón o una ortesis, para garantizar su seguridad.
Dados los múltiples factores que de forma conjunta pueden influir en la estabilidad de un paciente, los distintos grados en los que puede verse afectado y el diverso abanico de posibilidades terapéuticas, el tratamiento de este tipo de trastornos debe ser individualizado.