¿Qué es la artrosis de cadera?
La artrosis de cadera es una enfermedad articular multifactorial compleja que afecta, no sólo al cartílago, sino que también puede afectar al hueso, los ligamentos, la membrana sinovial y los músculos periarticulares.
Está condicionada por factores mecánicos, inflamatorios y metabólicos.
La cadera es la tercera articulación más afectada por la artrosis, tras la rodilla y las manos. Existen distintos factores como:
- Factores de riesgo generales como la edad, el sexo, la raza y la genética, entre otros.
- Factores locales o de la propia articulación como la morfología de la cadera o el haber tenido lesiones previas.
El 90% de los pacientes menores de 50 años con artrosis de cadera tiene un problema estructural, siendo los más frecuentes la displasia y el choque fémoro-acetabular.
¿Qué síntomas tienen los pacientes afectados por la artrosis de cadera?
Los pacientes con artrosis de cadera, habitualmente, refieren dolor inguinal que irradia por el muslo, pero también pueden tener dolor lateral, glúteo, lumbar o, incluso, en la rodilla.
Con el paso del tiempo, pueden tener cojera y/o falta de movilidad, incluso dificultad para actividades básicas, como calzarse o ponerse un calcetín.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de la artrosis es, fundamentalmente, clínico: por los síntomas del paciente y la exploración física. Sin embargo, es habitual apoyarse en pruebas de imagen, principalmente la radiografía simple, para confirmar el diagnóstico y descartar otras causas de dolor.
Es importante saber que no siempre existe una correlación entre los síntomas del paciente y el grado de artrosis radiológica: un paciente puede tener mucho dolor y poca artrosis en la radiografía, y viceversa.
¿Cuál es el tratamiento?
En fases iniciales, el tratamiento suele ser conservador, con modificación de los hábitos de vida, ejercicio físico (aeróbico y de fortalecimiento), el uso de bastón o similar y la pérdida de peso. Cuando esto no es suficiente, se pasa al tratamiento con los analgésicos (fundamentalmente, los antiinflamatorios) y las infiltraciones pueden ayudar a mejorar el dolor.
En aquellos pacientes que persiste dolor e incapacidad constante y que ven afectada su calidad de vida, a pesar del tratamiento conservador, optamos por la cirugía para sustituir la articulación dañada e implantar una prótesis total de cadera.
Existen multitud de opciones de prótesis en el mercado: diseños (vástago corto o largo, modulares,etc), pares de fricción (cerámica, polietieleno), cementadas o no cementadas, prótesis de recubrimiento, cirugía robótica, incluso diferentes vías de abordaje, cada una con ventajas e inconvenientes, sin que exista una clara evidencia científica de que una es superior a otra. Independientemente de la técnica y el implante seleccionado, la prótesis total de cadera es una cirugía con una alta tasa de éxito y de satisfacción para el paciente.
Por todo ello, es importante individualizar y tener en cuenta las características personales de cada paciente a la hora de elegir el implante y la técnica quirúrgica.