¿Qué es el choque femoroacetabular?
El choque femoroacetabular es un problema dinámico de la cadera en el que se produce un pinzamiento intraarticular entre el fémur y el acetábulo, principalmente, en movimientos de flexión y rotación interna.
Es una de las principales causas de dolor y de artrosis en el adulto joven, junto con la displasia.
Los pacientes, habitualmente, presentan dolor inguinal tras estar en posiciones mantenidas de flexión, como estar mucho tiempo sentado, o tras las actividades deportivas, aunque existen otras formas de manifestación.
Tipos
Existen dos formas de pinzamiento, tipo cam y tipo pincer, aunque lo más frecuente es que sea mixto, con un componente de ambos:
- Tipo cam: debido a una anesfericidad (una “giba”) en la transición entre la cabeza y el cuello femoral. Produce una lesión del cartílago delaminante, más profunda.
- Tipo pincer: debido a una sobrecobertura de la cabeza femoral por parte del acetábulo o a una mala orientación del mismo. Produce una lesión más periférica y, en ocasiones, puede producir una lesión por contragolpe en la parte posteroinferior.
Existen otras formas de pinzamiento extraarticular, entre el fémur y la pelvis, que pueden existir de manera aislada o en combinación con un pinzamiento intraarticular. Estas suelen ser debidas a anomalías en la torsión del fémur.
Las deformidades torsionales del fémur pueden estar presentes hasta en un 52% de los pacientes con choque femoroacetabular y pueden ser una causa del fracaso del tratamiento artroscópico aislado.
Diagnóstico
El diagnóstico del choque femoroacetabular se basa en la clínica, la exploración física y las pruebas complementarias: radiografías, una artroRMN directa (con contraste inyectado directamente en la articulación) y una TAC de la pelvis y las rodillas para valorar, entre otras cosas, la torsión femoral.
Tratamiento de choque femoroacetabular
El tratamiento quirúrgico del choque femoroacetabular, habitualmente, se realiza a través de técnicas artroscópicas, es decir, realizando mínimas incisiones (“portales”) a través de los cuales se introduce el instrumental, lo cual minimiza el dolor, el porcentaje de complicaciones y favorece una recuperación más rápida.
Sin embargo, en deformidades complejas la artroscopia no permite una corrección completa ni el acceso a toda la articulación para solucionar el problema.
Por tanto, estos pacientes pueden requerir técnicas de preservación abiertas más demandantes.