Un procedimiento pionero en España muestra la capacidad de ralentizar la progresión del deterioro cognitivo cuando se aplica en fases tempranas de la enfermedad.
Despistes, pérdida de memoria paulatina, insomnio, desorientación, apatía, depresión, falta de concentración… Son pequeñas pistas que pueden hacernos atisbar la punta del iceberg que se esconde detrás de una enfermedad neurodegenerativa.
Y si esto ocurre, el alzhéimer suele tener la mayoría de papeletas para ponerle título, ya que se trata de la forma más frecuente de demencia (supone al menos el 60% de los casos), así como la principal causa de deterioro cognitivo en el mundo que, según los expertos, irá a más en las próximas décadas, debido al envejecimiento de la población, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Con ese negro horizonte como telón de fondo, y sabiendo que a día de hoy el alzhéimer no tiene cura, resulta imprescindible buscar nuevas alternativas que permitan plantar cara al avance de la enfermedad y, al menos, aminorar su progresión. Y es aquí donde entra en juego la estimulación transcraneal con ondas de choque, una alternativa pionera en nuestro país, pero que cuenta con una dilatada experiencia en otros países de Europa, como Austria o Alemania.
«La estimulación transcraneal con ondas de choque mecanoacústicas mejora la comunicación entre neuronas y el paso de moléculas. Además, genera una apertura de la barrera hematoencefálica optimizando el intercambio de sustancias entre el cerebro y el resto del organismo. Así, aumenta los niveles del factor de crecimiento cerebral y del factor de crecimiento endotelial, con el consecuente incremento de la vascularización y proliferación celular. También actúa sobre neurotransmisores aumentando los niveles de serotonina y dopamina», explica la doctora Karin Freitag, directora de Clínica DKF en Madrid, pionera en el tratamiento para el alzhéimer en España de la mano de Neurolith, el primer procedimiento basado en la estimulación transcraneal con ondas de choque y, de momento el único, aprobado en 2018 por la CE para su aplicación en el terreno de la Neurología.
Etapas iniciales de la enfermedad de Alzheimer
Tal y como detalla Freitag, «Neurolith está particularmente indicado para el tratamiento del deterioro cognitivo en las etapas leves y moderadas del alzhéimer, ya que favorece la vascularización cerebral y mejora el rendimiento y las conexiones entre las neuronas. Cuantas más neuronas se encuentren preservadas, más sustrato existe para estimular. Por eso, cuanto antes se trate, mejor. La intervención precoz en etapas iniciales de la enfermedad ayuda a retrasar su progresión, manteniendo durante más tiempo la funcionalidad de los pacientes, mejorando su calidad de vida y evitando la sobrecarga de los cuidadores. Incluso sería la mejor opción de tratamiento preventivo en salud mental».
Y eso es precisamente lo que relatan los pacientes y los familiares de quienes han probado esta técnica pionera. «En el último Congreso Internacional de Alzheimer y Parkinson, que tuvo lugar en Gotemburgo, Suecia, compartimos con la comunidad científica los resultados de nuestro último estudio en pacientes diagnosticados con alzhéimer. En dicho trabajo observamos una mejora cognitiva global tres meses después del tratamiento. Las mejorías principales se dieron especialmente en la apatía, la iniciativa y el estado de ánimo. También vimos grandes resultados en el rendimiento cognitivo global de los afectados y, puntualmente, en funciones cognitivas como la atención, la orientación y la memoria inmediata», afirma Miguel Ángel Fernández, neuropsicólogo de la Unidad del deterioro cognitivo de Clínica DKF.
Estas observaciones están «en consonancia con los estudios científicos publicados hasta la fecha en los que se informa de un beneficio en el rendimiento cognitivo de los pacientes. Entre estas publicaciones se pueden citar los trabajos del grupo de Cont o los de Beisteiner», apunta Freitag.
Para lograr este prometedor efecto que parece enlentecer el alzhéimer, el tratamiento que se desarrolla en Clínica DKF consta de «seis sesiones de 30 minutos cada una que se realizan en días alternos durante dos semanas. Asimismo, se aplica una séptima sesión de refuerzo al mes de haber finalizado», detalla Fernández.
Evidencia científica del tratamiento del Alzheimer
Con el objetivo de dar consistencia a este prometedor uso de las ondas de choque y a que se conozca mejor su gran potencial, Clínica DKF trabaja con tenacidad en demostrar científicamente las ventajas logradas con este procedimiento. «En mayo sale nuestra publicación en la prestigiosa revista ‘‘Current Alzheimer Research’’ con una revisión exhaustiva de la evidencia de Neurolith realizada por nuestro equipo de profesionales. Como conclusiones más relevantes podemos avanzar esa mejoría mencionada anteriormente en la esfera cognitiva y afectiva», adelanta Freitag, quien reconoce que «el alzhéimer no tiene cura en la actualidad y, hasta que llegue ese momento, debemos apoyarnos en todas las terapias y tratamientos que nos ayuden a mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes. Para ello hay que estar muy involucrada en la investigación y en las técnicas más innovadoras que surgen fuera de nuestras fronteras».
El próximo paso de esta larga travesía será presentar en el Congreso de la Sociedad Internacional de ondas de choque (ISMT), que se celebrará en julio en Corea del Sur, «los datos preliminares de nuestro estudio con más de 20 pacientes tratados con Neurolith. A partir de esos datos iniciales esperamos publicar con posterioridad los resultados en una prestigiosa revista científica con revisión por pares, que significa que hay revisores externos e internacionales expertos en el tema que hacen de filtro objetivo de la aptitud del contenido del artículo. Esto es muy importante, porque la gente tiene que saber que las publicaciones llevan un importante aval científico detrás», destaca Freitag. De hecho, tal y como añade la especialista, «una de las particularidades de nuestro estudio, que lo hace diferencial e innovador, es que vamos a comparar los datos de nuestros pacientes tratados con Neurolith con un grupo control de afectados que no se han sometido al tratamiento. Esto contrastará los beneficios de la técnica con el curso natural de la enfermedad. Hasta ahora esto nunca se ha publicado. Nosotros vemos las mejorías, lo vemos cada día en nuestros pacientes, pero es fundamental hacer este estudio de esta manera para su aval científico».
Y esta evidencia es necesaria, ya que los neurólogos más clásicos todavía se muestran reticentes a estas alternativas que resultan desconocidas en la práctica clínica habitual. «Faltarían más estudios para poder opinar de esto. Es necesario realizar trabajos con un mayor número de pacientes, prospectivos y con mayor control metodológico. A día de hoy este tipo de procedimientos no está incluido en ninguna guía clínica», afirma Raquel Sánchez del Valle, coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN. Frente a ello, Freitag hace hincapié en que está «convencida de que este es el camino correcto. Aposté por las ondas de choque transcraneales porque creo férreamente en el potencial que tienen, por su gran efecto de neovascularización de efecto “llamada de células madre” y porque sé que es un camino que aún tiene mucho que ofrecernos en otros campos».
Estimulación magnética, otro camino a investigar
La estimulación magnética transcraneal repetitiva se está explorando como procedimiento terapéutico para patologías del sistema nervioso, entre ellas el alzhéimer y el deterioro cognitivo leve. «Consiste en aplicar un campo magnético pulsado sobre determinadas áreas cerebrales. Hasta el momento no se ha demostrado ningún nivel de evidencia. Esto no implica que quede descartada como arma terapéutica en estas patologías. Hay muchos trabajos que parecen mostrar una cierta mejoría, pero no llegan a tener la suficiente consistencia para que sea considerada como efectiva. Por tanto, se requieren más estudios», afirma José Luis Relova, jefe del Servicio de Neurofisiología del Hospital Clínico Universitario de Santiago y vicepresidente de la Sociedad Española de Neurofisiología Clínica, quien destaca que «la Neurofisiología clínica en pacientes con demencia puede ayudar a establecer un diagnóstico correcto del proceso, lo que es un paso imprescindible para seleccionar la aproximación terapéutica más adecuada».
Mientras estas innovaciones se hacen hueco, esta semana, por primera vez, un fármaco aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE UU ha demostrado ser capaz de «ralentizar el deterioro cognitivo y la pérdida de memoria», de ahí que Sánchez del Valle ponga todas sus esperanzas «en dos nuevos tratamientos, basados en el uso de anticuerpos monoclonales, que permitan modificar los procesos fisiopatológicos de la enfermedad. Aunque sus efectos puedan resultar moderados y uno de ellos se quede por el camino, al menos abrirán la puerta a grandes avances que podrían cambiar el curso del abordaje de la enfermedad».
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