Hay que remontarse a la Edad Antigua para encontrar los primeros vestigios del esquí como necesidad de cazadores o comerciantes para desplazarse de manera ágil en lugares como Rusia o los Países Nórdicos.
Fue a comienzos del siglo XX cuando la burguesía comenzó a ponerlo en práctica como deporte para los periodos invernales dedicados al asueto.
El estado de bienestar establecido en las naciones aliadas a mediados del siglo pasado permitió popularizar el esquí y con ello la consolidación de derivaciones como el snowboard.
Traumatismos más frecuentes en la práctica del snowboard
La tabla sobre nieve es un divertido deporte que conviene desempeñar con cautela para evitar caídas que generen lesiones en los brazos, las muñecas, la clavícula o el hombro, cuya articulación se encarga de unir el brazo con el tronco y desempeña gran movimiento.
Entre los traumatismos más frecuentes se hallan las luxaciones de hombro que ocurren cuando el área superior del brazo se desprende del omóplato en la cavidad donde se unen los dos huesos.
Cabe señalar que existen tres tipos principales de luxaciones de hombro, en función de la dirección en la que se desplace de la cavidad glenoidea la parte superior del húmero: anterior, posterior e inferior.
En la mayoría de los casos las lesiones son consecuencia de haber sufrido caídas con los brazos hacia adelante y pueden derivar en fracturas óseas, complicaciones nerviosas, vasculares, etcétera.
Los hematomas, la deformidad articular, inestabilidad del hombro, dolor intenso e inflamación, son los rasgos más comunes en lesiones de esta índole.
De todos modos, a la hora de recibir un diagnóstico se ha de recurrir al traumatólogo para acometer un análisis a nivel físico o a través de herramientas como las ondas electromagnéticas. Ello permite descubrir si se han dañado los huesos que forman el hombro.
Asimismo, la resonancia magnética sirve para obtener imágenes detalladas de los tejidos blandos, los ligamentos y los tendones.
Tratamientos de las lesiones
Inicialmente los facultativos suelen abogar por la inmovilización del brazo; recomendando reposo, rehabilitación para fortalecer los músculos de la articulación y prescripción de fármacos antinflamatorios.
El periodo de restablecimiento estimado varía entre las seis y las doce semanas. Ahora bien, si el tratamiento no surte efecto, entonces se recurre a las intervenciones quirúrgicas.
Si el cuadro sintomatológico expuesto en las líneas precedentes se corresponde con el suyo, no dude en contactar con Clínica DKF para concertar una cita y ser atendido por nuestro equipo de Traumatología y Unidad de Hombro y Codo.
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