Con la llegada de la temporada alta de los deportes de nieve, también llegan las lesiones propias de los mismos.
Una de las más conocidas y frecuentes es la lesión llamada “pulgar del esquiador”, la lesión más frecuente de la extremidad superior en relación a la práctica del esquí.
¿Por qué se produce?
Esta lesión se produce por un movimiento forzado y brusco de separación del dedo pulgar y es frecuente en las caídas que sufren los esquiadores cuando el pulgar se “queda enganchado” en el bastón.
Esta lesión también puede darse cuando se produce este mismo gesto forzado durante la práctica de otros deportes o incluso durante la vida cotidiana.
¿En qué consiste esta lesión?
Durante el movimiento de separación forzada del pulgar se transmite una tensión excesiva al ligamento colateral cubital de la articulación metacarpo-falángica del pulgar, es decir, al estabilizador del nudillo del pulgar orientado hacia el dedo índice.
Este exceso de tensión supera la fuerza que es capaz de soportar este ligamento y termina produciendo roturas de este.
Cuando estas roturas son completas, la articulación queda inestable.
Esto se traducirá en una desviación patológica del pulgar a la hora de realizar agarre de pinza de objetos y estará acompañado de inflamación y dolor que incapacitarán esta función. Incluso a la larga, se puede producir un deterioro progresivo del cartílago articular.
Lo más frecuente si se da la rotura completa de este ligamento, es que se produzca una desinserción del mismo en su lugar de anclaje óseo en la primera falange del pulgar, pudiendo incluso llevarse consigo un fragmento óseo.
Además, hasta en la mitad de las roturas ligamentosas completas, el ligamento queda separado de su lugar natural de inserción por un pequeño músculo situado en su vecindad, lo que se conoce como lesión la de Stener.
Ésta impedirá su correcta cicatrización si no se recibe el tratamiento adecuado.
¿Cómo se diagnostica?
Habitualmente el paciente que ha sufrido el mecanismo típico de caída presenta un dolor intenso e inflamación en la vertiente cubital del nudillo del pulgar.
Además, se da una desviación anómala en la prensión de objetos con la pinza del pulgar.
Para correcto diagnóstico y tratamiento el paciente debe acudir a un especialista en cirugía de mano.
Sólo así, podrá asegurarse un buen pronóstico y una correcta función de su mano en el futuro.
Normalmente una correcta exploración física del paciente es suficiente para el diagnóstico.
No obstante, en los casos más dudosos las pruebas de imagen, como la radiografía simple o la resonancia magnética, servirán de apoyo.
¿Cuál es su tratamiento?
En los casos de rotura completa e inestabilidad manifiesta de la articulación el tratamiento correcto consiste en la reparación del ligamento mediante cirugía.
En ella y a través de una pequeña incisión, se realiza un reanclaje óseo del ligamento mediante pequeños arpones de material biocompatible y reabsorbible e hilos de sutura especiales de alta resistencia.
Esta cirugía, unida a un posterior programa de fisioterapia especializada, asegura al paciente un excelente pronóstico de la lesión y una recuperación completa de la funcionalidad de su mano en la inmensa mayoría de los casos.
En los casos en los que la rotura no es completa, el tratamiento es conservador y consiste en un reposo funcional de la articulación y en un posterior programa de fisioterapia para controlar la inflamación generada y recuperar la movilidad y la fuerza completa del pulgar.